A finales de enero tuvimos una residencia dedicada al Mercado de Frutas y Verduras de Legazpi, antiguo mercado de abastos y ahora en desuso, situado enfrente de la colonia Pico del Pañuelo. La residencia estaba enmarcada en una beca de colaboración concedida por el Colegio de arquitectos vasco-navarro y Pico del Pañuelo. Elegimos este tema para la convocatoria porque el Mercado es parte de la historia de la colonia, ya que muchos de los vecinos trabajaron allí o en servicios afines.
La residente fue Nerea Aranburu, arquitecta especializada en mercados tradicionales. Como parte de nuestro trabajo de comisariado apoyamos en lo posible a los residentes en su tarea. Con esta finalidad le gestionamos la consulta de documentacion técnica sobre la rehabilitación del Mercado (proyectos, planos, etc) y organizamos una visita al mismo solicitando el permiso correspondiente.
Así que Nerea y nuestro equipo recorrimos el Mercado durante una mañana acompañados de un técnico de Patrimonio y Hacienda del Ayuntamiento de Madrid.
Antes de entrar dimos una vuelta al recinto y nos llamaron la atención dos detalles: la construcción de una torre en un solar contigüo y el lamentable estado de abandono de la calle entre el edifico y el puente sobre el rio. Abandono y nueva construcción, los dos polos que definen la tensión a que ha estado sometido el propio Mercado en los ultimo años.

Nosotros ya habíamos visitado el Mercado en algunas ocasiones, con motivo de algunos eventos promovidos o apoyados por el Espacio Vecinal Arganzuela (plataforma en la que participamos desde sus comienzos, hace ya algo más de dos años, y que surgió con la finalidad de reivindicar el espacio para su uso vecinal autogestionado).

vista de la puerta, desde dentro y desde una terraza de la primera planta; al fondo la plaza de Legazpi

vista de la plaza interior, aún con el surtidor de combustible

fachada al patio interior

vista de uno de los ángulos de la planta superior, con vista a las dos grandes galerías donde estaban las oficinas y puestos de asentadores

vista concava de uno de los angulso de la planta superior, con esa singularidad tan valiosa desde el punto de vista patrimonial, la curvatura de la construcción en hormigón.

vista de una de las galerías, tomada desde el ángulo. impresiona la perspectiva de su interior. los techados son añadidos pues originalmente era una calle interna a cielo abierto.

juego visual de perspectivas. es la calle interna.

planta superior. se distingue el cubrimiento del espacio entre los voladizos de lo que era la calle abierta al cielo. el suelo, abierto por unos huecos por donde originalmente se bajaban mercancías
Esta visita nos deparó algunas sorpresas, muy gratas. Una de ellas es que hemos podido ver la planta baja completamente diáfana, sin los tabicados existentes en anteriores visitas. Nos ha impresionado por su inmensidad, apreciando el vacío de su volumen, con largas perspectivas visuales que sobrecogen por la dimensión.
Unas tomas de la planta baja desde la superior. Sombras y luces.


Secuencia de fotos de la planta inferior. Perspectivas.

la arquitecta nerea aranburu, en una toma desde un extremo de la galería inferior derecha.






Estas fotos son un adelanto a otras que Nerea nos compartirá con su memoria de residencia, en su caso comentadas desde la visión de una arquitecta especializada en mercados.
Esta es la primera de una serie de tres capítulos. Hemos centrado nuestra atención en los espacios, las perspectivas, las dimensiones, los vacíos, las estructuras.
En las tres siguientes series incluiremos más imágenes, vistas con otros ojos.
Juanjo Díaz
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