Cada obra en esta exposición es un refugio, creado con pasión, imaginado para ser disfrutado con todos los sentidos, no solo la vista, que nos ciega los demás sentidos. Cuando perdemos la vista, nuestro principal referencia del mundo, necesitamos un refugio, sentirnos seguros, encontrar en los otros sentidos aquello que nos cobija. Igualmente, cuando la vida nos es negada, necesitamos buscarla en otro lugar, donde somos invisibles, o donde es mejor serlo.
Por ello, Kenlynn Schroeder (Kendalina), artista plástica con alto grado de ceguera, y voluntaria con refugiados desde 1975, pretende con esta exposición mostrar que hay otros mundos más allá de la vista, que debemos saber que hay gentes escondidas que querrían poder volver a ver, pero no desde la tristeza, si no desde la alegría.