La actividad en el Mercado de frutas y verduras como patrimonio cultural inmaterial

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Queremos compartir unas imágenes sobre el Mercado de frutas y verduras de Legazpi que forman parte del estudio sobre la memoria colectiva que realizamos en el proyecto Cultura de la Vecindad.

Las fotos son del patio (o plaza) interior del mercado en 1955, rebosantes de actividad, llenas de gente, trabajando y atendiendo sus comercios.

Esa bulliciosa actividad la entendemos como patrimonio inmaterial y opinamos que ha de conservarse con el mismo reconocimiento que el patrimonio construido. Esta idea subyace a nuestra investigación y por tanto voy a explicarla un poco.

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Antes, quiero hacer algunas alusiones etimológicas.  El término «Patrimonio» esta ligado a una tradición patriarcal y desde esa perspectiva se refiere a los bienes administrados y transmitidos por el «pater familias», como se decía en el derecho romano.

Y asi, el «patrimonio»suele estar ligado a la utilidad económica y a la valoración pecuniaria. Con el tiempo este concepto ha evolucionado y la figura del pater familias, del dueño y controlador de la «casa», ha ido tomando otras formas correspondientes a un significado de patrimonio que se ha extendido a comunidades, y a diversas instituciones, entre ellas las dedicadas a la administración de los bienes públicos.

Por otra parte, el concepto de «patrimonio» representa «lo propio de una persona» y se refiere tanto a la personalidad juridica como a la psicologica. De ahí derivamos que con la muerte, la personalidad pasa a los herederos, se transmite, la «casa» se perpetua en ellos si los hay, y así los bienes pasan a sus sucesores.

Sabemos que las herencias incluyen valores de distintas dimensiones como la económica, la sentimental y la identitaria.

La «casa» se actualiza en los descendientes o a quienes se lega, que no solo heredan el nombre (identidad) sino tambien los bienes. Y desde esa transmisión identitaria, el pasado se actualiza en un presente. Esto incluye emblemas, tradiciones, conocimientos y técnicas, costumbres,etc es decir se transmite la cultura del grupo o comunidad.

Esta idea subyace al concepto de «patrimonio histórico» que es una forma de entender el «patrimonio cultural». Cultura en este caso podemos llevarlo de la dimension familiar, tribal o comunitaria a las naciones y en su desarrollo posterior a los Estados.

Recojo aquí la noción de «Cultura» como todo lo que pasa de generación en generación que sirve para dar un sentido histórico al presente y a sostener las identidades colectivas, y para ello se convierte en objeto de estudio y de experimentación de afectos y creaciones futuras.

Como parte del patrimonio histórico está el arquitectónico, esos bienes culturales ligados a construcciones y configuraciones urbanas que forman parte de un legado generacional. Pero ese valor cultural, es atribuido institucionalmente por los modernos «pater familias» institucionales que se ocupan de las calificaciones del tipo de «figura de protección patrimonial» o «bien de interes cultural».

El materialismo marca la logica patrimonial y estos bienes arquitectónicos lo son porque estan asignados al suelo y a lo construido. tambien a la logica mercantil en la que lo que tiene valor ha de tener precio. Por supuesto, la logica capitalista se ocupa de incrementar el valor patrimonial para convertirlo en mercancia con plusvalia.

La nocion de valor cultural se desplegó en el sigo XX superando la restriccion a monumentos y obras artísticas e incluyendo construcciones singulares, unidades de construcciones en su paisaje, y a lugares que reunen valores naturales, arqueológicos, antropológicos y etnográficos.

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La actualidad de muchas mentalidades que rigen la gobernanza de nuestras instituciones no ha progresado de los criterios patrimoniales del XIX (a veces algunas llegan al XX). Sin embargo, otras mentes mas sensibles han llegado a nivel internacional a manifestaciones sobre el valor de lo inmaterial y lo intangible.

La UNESCO llego en los 70 del siglo pasado a la Convención para la cooperación internacional en la protección de la herencia cultural y natural de la humanidad, lo que se ha conocido como Patrimonio de la Humanidad.

En los 90 del siglo pasado se difunde la Recomendación sobre la Salvaguardia de la Cultura Tradicional y Popular (1989). Al comienzo del XXI se empieza a dar valor no productivo, sino inmaterial, a la Naturaleza; aparecen el Convenio Europeo del Paisaje (2000) o las Convenciones sobre el Patrimonio Cultural Subacuático (2001). Después continuara expandiéndose la atribución social de valor a los entornos naturales, los ecosistemas, las especies, etc.

A nivel internacional, la Convención para la salvaguarda del Patrimonio Inmaterial es del 2003. Se refiere según la UNESCO a «el conjunto de creaciones basadas en la tradición de una comunidad cultural expresada por un grupo o por individuos y que reconocidamente responden a las expectativas de una comunidad en la medida en que reflejan su identidad cultural y social.». Esto incluye lenguas, obras de literatura, música y danza, juegos y deportes, tradiciones culinarias, los rituales y mitologías, los conocimientos y usos relacionados con el universo, los conocimientos técnicos relacionados con la artesanía, los espacios culturales  y otras muchas manifestaciones de la exitencia humana.

El Patrimonio inmaterial pone en valor la tradicion oral sin confundir la historia oral que solo recoge la información oral y la subjetividad del transmisor (lo que en el postmodernismo se conoce como microhistorias) de la vertiente patrimonial que incluye el proposito de los procesos que permiten que las tradiciones y el conocimiento compartido puedan pasar de unos a otros.

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En Pico del Pañuelo nos ocupamos de las microhistorias (no solo discursivas sino tambien fotográficas, musicales y objetales) como punto de partida en la recuperación de la Cultura de la Vecindad, pero tambien de los procesos que permiten transmitir la memoria colectiva, esto es el patrimonio inmaterial del vecindario.

Ahora bien, la conservación del Patrimonio inmaterial no es algo estatico, inerte que hay que conservar como una piedra caliza o una estructura de soporte arquitectónico. Es una garantia de permanente creatividad basada en el flujo creativo de las comunidades, de las culturas, de las gentes. Es el motor de lo que se denomina «patrimonio viviente» con todo su potencial actualizante.

La convencion el 2003 sobre Patrimonio inmaterial lo define como «las prácticas, representaciones, expresiones, conocimientos y habilidades así como los instrumentos, los objetos y artefactos, los espacios culturales asociados con los mismo que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconocen como parte de su legado cultural».

Y volviendo a las fotos sobre el Mercado de frutas y verduras de Legazpi, queremos ver el patio o plaza interior, la actividad que en ella se desarrollaba, como un ejemplo de esos «espacios culturales» que son parte del legado cultural de los vecinos de Arganzuela.

El mercado fue uno de los «organizadores» de la vida social de Arganzuela, especialmente de los barrios de Legazpi y Chopera. El mercado fue un «atractor de orden» para la vida de los vecinos y por ese motivo influyo en la cultura popular de proximidad. Muchos de los vecinos fueron trabajadores en este lugar, como asentadores (quizá los menos) o como empleados en los puestos, y participes de una relación con transportistas, minoristas de otras tiendas y mercados, gente que trabajaba como estibadores,  diversos servicios de mantenimiento del mercado y simples buscas o recolectores de restos. Eso sin contar la influencia en el entorno como alimentación, lavado de ropa, talleres, etc. Y añado que esa vida social, laboral y por ende economica, de supervivencia en muchos casos, que nos requiere ahora un esfuerzo de imaginación, se amplificaba en tiempos de la posguerra.

El Mercado de frutas y verduras tiene una zona de su edificación considerada como Patrimonio y su uso esta condicionado por las reglamentaciones correspondientes a esta figura de protección. Pero más allá de la logica materialista y mercantil, lo  relativo al patrimonio inmaterial es totalmente ignorado.

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Queremos con este breve articulo llamar la atención sobre el patrimonio cultural inmaterial del Mercado de frutas y verduras, desvincularlo del valor patrimonial arquitectónico basado en otras logicas y sistemas de valores. Queremos poner en valor la dimension sociologica, antropologica, etnografica y psicosocial de la vida del mercado. Y eso no se puede confundir con una historia o un recopilatorio de informaciones muertas. Conservar el patrimonio inmaterial requiere conservar el espacio que fue contenedor de toda esa vida en su interior.

El Mercado de abastos perdio su funcion con la creaciond e MercaMadrid y durante años se convirtio en un lugar para diversos usos municipales hasta que entro en casi total desuso hace unos diez años; lamentablemente tambien en un casi total abandono con el consecuente deterioro.El Mercado, gracias en parte a la defensa vecinal supero la especulación inmobiliaria, la privatización y la enajenación patrimonial. Consiguió también salvar el mercado de los intereses pecuniarios  que querían la vuelta a la actividad como mercado bajo formas modernas (galerias, gastrotecas o similares, tan al uso en otros mercados de Madrid), una especie de perversion del valor patrimonial cultural. Actualmente su remodelación esta en debate así como las diversas perspectivas sobre sus planes de uso. Casi inevitablemente pasara por intervenciones rehabilitadoras y constructivas de diversa indole.

A este respecto compartimos el criterio extendido de que la mejor rehabilitación es la que respeta la factura original, tenemos en este sentido talante conservacionista. Quisiéramos contribuir con esta sencilla aportación a conservar tal como está, ese esplendido espacio central, ese espacio interior, o plaza, cargada de valor inmaterial.

Pero nuestro argumento no es arquitectónico, es social, antropologico, etnográfico y cultural.

Imaginamos que ese patrimonio inmaterial sea fuente de nuevas creaciones, en un espacio de bullicio y de actividad, en una plaza publica, un lugar de encuentro y de intercambio, sí, de mercancias inmateriales. Imaginamos una plaza de trasiego de valores culturales, de cultura popular en su mas amplia dimension. Es parte del patrimonio inmaterial de Arganzuela y, claro está, de Usera.

Las fotografias junto con otras más forman parte de una serie publicada en «1955. actividad en el patio (plaza) interior del Mercado de frutas y verduras de Legazpi«, del blog Memoria fotografica de la colonia Pico del Pañuelo, donde iremos publicando mas imágenes del Mercado.

Juanjo Díaz

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  1. Pingback: EVA y la memoria de los trabajadores del Mercado. » EVA – Espacio Vecinal Arganzuela

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