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visita al Mercado de frutas y verduras de Legazpi (cap 2): aflorando patrimonio

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Continuamos en este segundo capitulo con la serie sobre la visita al Mercado de Legazpi que realizamos a finales de enero acompañando a nuestra residente Nerea Aranburu (memoria de su estudio).

En el primer capitulo recogímos una perspectiva de la visita basada en la arquitectura, los elementos constructivos, y en especial la cualidad de vacío que transmite el edificio, una vez demolidos elementos interiores y dejando solo su envolvente.

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En este capitulo vamos a enfocarnos a algunos aspectos de interés patrimonial, no queriendo ser exhaustivos sino solo recogiendo algunas novedades que no habíamos podido contemplar hasta ahora y que han quedado al descubierto.

Este casco de obra, al pie de la columna, nos sirve de rastro de los trabajos de demolición de los tabicados interiores y del resto de intervenciones que nos permiten  cuestionarnos el sentido y el valor de la puesta en uso del edificio, teniendo en cuenta a la vez su conservación patrimonial.

La primera imagen que nos llamó la atención es una de los desagües, aún en ladrillo. El Mercado necesitó una red de alcantarillado pues el agua se utilizaba a diario en gran cantidad para la limpieza de los suelos una vez que las frutas y verduras se limpiaban y preparaban, tras la descarga, para la venta. Después de usar el cuchillo, el suelo quedaba lleno de restos. Para limpiarlos se usaban mangueras y cepillos con abundante agua.

Por otra parte, los urinarios y aseos se ubicaban solo en la planta baja y eran básicamente de uso para los trabajadores del propio Mercado (sociedad privada), sólo una parte del personal que circulaba por allí pues el resto eran transportistas, vigilantes, estibadores, compradores, etc. Muchas necesidades evacuatorias se satisfaccian en bares de los alrededores y, claro está, en la calle.

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imagen de una alcantarilla interior, al descubierto

Como este tipo de infraestructura, en mampostería, se realiza ya muy poco surge la pregunta sobre la conservación de este detalle arquitectónico como valor patrimonial. Desconocemos si en el Plan de uso, pergeñado en terminos generales en la actualidad, se contempla una parte dedicada a «Centro de Interpretación» del antiguo Mercado. Nosotros lo imaginamos como un espacio bien abastecido de imágenes e información adecuadamente presentada para que los visitantes y ciudadania puedan conocer cómo fue aquella edificación en sus tiempos de Mercado. Como es lógico desde este punto de vista, conservar algunos elementos y hacerlos «visibles» al público es una labor museística que no se puede desestimar.

Sabíamos, claro está, que había un alcantarillado para este edificio pero encontrarnos a la vista una imagen del mismo supuso para nosotros, como investigadores, un regalo. La dicha de ese descubrimiento, como otros, cobra sentido cuando se puede compartir, así que nos gustaría que quienes tengan capacidad para tomar decisiones al respecto consideren la posibilidad de regalar también esta vista a cualquier visitante del futuro, incluso cuando el Mercado esté rehabilitado y puesto en uso. ¿Se podría conservar, a la vista del público?

Pero aún nos quedaba otra sorpresa aún más impactante. Se habían descubierto las vías de tren que entraban al propio edificio para la circulación de las mercancías. Como ya indicó Nerea Aranburu en su memoria (antes citada), el uso del tren fue cambiando con la entrada en auge del transporte motorizado, que abarataba costes y gestion de mercancías, no sólo en su transporte sino también en los trabajos de carga y descarga. El tren quedo en desuso y en algún momento que desconocemos se cubrió, y así ha quedado durante muchos años. Ahora esas vías vuelven a ver la luz.

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Vías del tren al descubierto, en el interior del Mercado de frutas y verduras de Legazpi.

 La vias que encontramos eran el ramal que entraba por el costado izquierdo (según se entra por la puerta principal). y lo recorría prácticamente en su totalidad. Había otro en el lado derecho y otro en el lado del fondo (no descubiertos en nuestra visita). Los tres conectaban con mas vias que circulaban alrededor del mercado, especialmente por el lado paralelo al río. Impresionaba, en ese vacío, ver la longitud de las vías que se perdían en la lejanía del edificio.

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Vías del tren al descubierto, en el interior del Mercado de frutas y verduras de Legazpi. Perspectiva lateral

Más o menos las vías descubiertas llegaban hasta la mitad del edificio. Obviamente para un ojo fotográfico la situación nos pedia una toma de toda su longitud dese el punto donde terminaba la parte descubierta.

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Vías del tren al descubierto, en el interior del Mercado de frutas y verduras de Legazpi. Perspectiva longitudinal.

Nosotros estamos especialmente interesados en el constructo de «valor patrimonial como bien común». Por eso mismo nos interesa también su potencial educativo para que la ciudadania comprenda la trayectoria histórica de su entorno. Así que después de recuperarnos de la sorpresa empezamos inmediatamente a imaginar el espacio de las vías dedicado a una zona de interpretación, con paneles y apoyo audiovisual, que explicasen la historia del Mercado, así como la función del tren para la llegada de las frutas y verduras. Y quizá transmitiendo también una visión global de la red ferroviaria que atravesaba en varias direcciones esta parte del sur de Madrid.

Imaginábamos todo eso sobre unas plataformas  de cristal resistente, apoyado en pilares, dejando a la vista las propias vías, un recurso relativamente común en la rehabilitación de edificios de valor histórico, excavaciones arqueológicas, etc.

Dejamos aqui la formulación de este deseo por si alguien con capacidad decisoria considera realizarlo.

Seguiremos con más capas de nuestra visita en los capitulos 3 y 4 que publicaremos muy pronto.

Juanjo Díaz

 

Las plazas populares

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Comienzo cona alguna de las postales mas tipicas de Madrid. Pero uno ya busca temas mas concretos.

Despues de conocer el juego de pelota del retiro, acabo de visitar la reedición del juego de pelota del parque del retiro que ya reinterpretaron Iñaki Abalos y Juan Herreros el 2002, «instalación deportiva en parque historico», concurso restringido por invitación… Primer premio. Supongo que desconocían el precedente del «juego de pelota» del Retiro. S XVIII.

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Cuando la imagen del proyecto el 2002 era:

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Una reedición del juego de la pelota en el retiro, seguramente aquel (s.XVIII) a «rachetta», este a «raqueta». Pero seguramente los dos jugando a quinces y a juegos.

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Nos ha costado reconocer aquel gimnasio en el parque del retiro. La vegetación propuesta y prevista, ha sido sustituída por arbustos y vallado de dudosa calidad arquitectónica.

Un buen colofón para 15 días inolvidables.

Ántes en el archivo del palacio real, hemos encontrado el juego de pelota del buen retiro, pero en su versión del s XVIII.

El Beti Jai merece la mayor atención, para que sea parte de las imagenes mas típicas de la villa de Madrid. Intentar proponer una idea vanguardista que se transforme en cualquier otra cosa…es un riesgo que ya ha ocurrido en el Retiro. La idea no ha llegado a nuestros días como se pretendía.

Daniel Carballo Ostolaza, zumaia1971, arquitecto, investigador   dco1971@gmail.com

Visita al BetiJai…o casi

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Comenzamos la jornada a las 9:45 de la mañan con 5º de temperatura. La idea era, recorrer los 4,9 km andando (el plan previsto según googlemaps: 1h02min). ¿Andando? Podría coger el metro, el autobus o la bicicleta (si la hubiera traido…). La idea era que la 1h02 minutos, se conviertieran en casi 1h30min. El plan ha sido, recorrer Madrid centro de sur a norte, de abajo arriba, intentando identificar las características de la ciudad, y las dificultades que tiene un peaton para habitar la misma.

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Podría considerar Atocha como el punto de inflexión entre un tipo ciudad y otro. A partir del Paseo del Prado, en el límite del Madrid del XIX, se encuentra la Milla del Arte. Dejas la cuesta arriba del Paseo de las Delicias para atravesar una meseta, con leve pendiente ascendente. Ese trayecto es un espectáculo, desde cualquier punto de vista.

Los negocios, los comercios y las viviendas suben de nivel en tan solo unos metros que separan las Delicias del Paseo del Prado y de la Ronda de Atocha. No hay muralla, pero como si la hubiera…

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La muralla virtual…

La idea era subir al Beti Jai e intentar convencer al encargado de la obra de consolidación del Beti Jai, que me dejaran entrar a la cancha. Un pelotari es lo mínimo que puede pedir. El no ya lo tienes, pero hay que intentarlo. Y lo intentamos. Conseguimos confirmar el no.

-Hola buenos días. Quería hablar con el encargado de la obra. (un arquitecto sabe que esa frase en una obra surte efecto…y si ¿es un inspector de seguridad?, ?¿de trabajo?…)

-¿De parte de quien?

-Soy arquitecto, estoy interesado en los espacios donde se juega a pelota (o se jugaba…).

-Dígame vd…

-Quería seber si puedo ver el frontón desde el interior para obtener una foto, estoy haciendo una investigación…bal bla bla…

– Imposible. Sin autorización del ayuntamiento no es posible.

– Muchas gracias y buenos días.

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La calle Marques de Riscal.

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Hemos tenido que volar…Captura de pantalla 2016-01-26 20.40.02

A vista de pajaro…Captura de pantalla 2016-01-26 20.40.51

La siguiente «maniobra» ha sido llamar al timbre del acceso del Palacio Montesquinza del reconocido arquitecto britanico Sir Norman Foster, donde he podido observar que tiene instaladas las maquetas de sus obras mas conocidas. La tentación era grande…

– ¿Digame?…

– Buenos días, soy arquitecto…bla bla bla…y quería saber si se puede acceder al palacio a ver las maquetas del Sr Foster…

– No…aún la Fundación no está abierta. Lo siento.

– Tengo una segunda petición…podría acceder por el patio trasero a ver el callejon del BetiJai?…

– No se ve nada…lo siento.

– Muchas gracias y buenos días. («…digale al Sr. Foster que le ha voisitado un colega, y vd. le ha denegado la entrada…seguro que él me invitaría a té…» he murmurado…).

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Se ve claramente…la maqueta…y había mas.

No hay como almorzar, para recuperarse de dos negativas seguidas. En una zona tan acomodada, he elgido curiosamente la cervecería «Al Sur». Una de las que tiene una imagen de bar-tasca tradicional, elegantemente tuneada, para que no parezca una autentica tasca tradicional, y no asuste a los clientes habituales, muchos de ellos trajeados que almuerzan en manada…al menos, a esa hora …11,40.

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Curisa y elegante contradicción, en la zona norte gusta un bar, mas tipico del sur.

El almuerzo me ha provocado una momentanea amnesia, de modo que no recordaba lo ocurrido hasta ese momento, y he organizado un plan, como si no hubiera fracasado el anterior. Volver a la residencia Pico del Pañuelo…todo cuesta abajo, para comprobar que se puede realizar el trayecto en menos de 1h…claro que a la altura de la plaza de colón me he cruzado con las esculturas de San Isidoro de Sevilla (sVII) y Luis Vives (sXVI), recibiendome en la entrada de la Bibliteca Nacional. Referencias interesantes para un investigador sobre el «juego de la pelota».

Entras, y pides consultar los fondos, te comentan que te tienes que identificar, pasar por el detector, justificar la adecuación para consultar los fondos, conseguir el carné de investigador que tiene que estar debidamente justificado por tu oficio (el de arquitecto?)…ah no que tienes el carné de la universidad, ningún problema… pues yaconsiguendo el carné de investigador de la Biblioteca Nacional puedes consultar los fondos bibliograficos.

Es la experiencia mas apasionante que todo investigador debería probar. Uno es autonomo y conoce los dificil que es conseguir a la primera una copia…un archivo…una imagen de cualquier oficina de la administración. La biblioteca nacional es todo eso, pero con un toque de tradición, de parsimonia, de buenos modales. La primera pregunta es:

-¿va a volver otro día?

-Si…

– Solicitaremos el documento que llegará en 24-48h, ponga vd el día que viene y a las 16.00 del mismo día lo tiene vd aquí.

– Ya…quisiera consultarlo por la mañana.

– Pues ponga vd. el día anterior, ese día a las 16.00 lo tiene aquí y lo consulta al día sigiuente…pero no se olvide de venir, que solo los retenemos 24 horas…

El viaje se amortiza, solo pensando que tienes a tu disposición todo lo editado en el territorio nacional…siempre que el Editor realice el Deposito Legal.

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Total…saliendo a las 12,30 h, he llegado al Pico del Pañuelo a las 18:45, pero con una constatación: El siglo XVII y XVIII se jugaba a pelota en Madrid, como en toda la peninsula, como en toda Europa.

Lo escribe en una publicación, pequeña, modesta pero muy bien explicada, Jose Tudela (CSIC) en 1953 referenciando a Luis Vives, Teixeira, DeLuze, Bombin…entre otros.

Aclaro, no confundamos «la pelota vasca» con el «juego de la pelota». Señala la diferencia (espero) Ramos Altamira en Frontones Madrileños: Auge y caida de la pelota vasca».

Merece la pena recuperar el BetiJai, como recuerdo de toda esta historia…que guarda la memoria escrita la Biblioteca Nacional, que está a tan solo 8 minutos andando (650 m).

¿O no?

Conclusiónes de la jornada:

– Madrid se ha dejado organizar por el caos de los vehículos a motor. Las aceras son insuficientes y el asfalto tiene una anchura que ya lo quisieran muchos ríos… Para cruzar los viales (que no calles), tienes que realizar autenticas rotondas andando, para cruzar al otro lado que puede estar a tan solo 15 metros. Los pocos ciclistas que se han atrevido a atravesar esa jungla de motor, daban auntentico miedo…por cierto, alguno ya llevaba mascarilla…como en Tokio…

– Para visitar una ciudad, es necesario patearla. Recorres las calles a la velocidad adecuada para disfrutar de su paisaje. Hasta puedes pararte sin provocar un atasco!.

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¿O no sería más logico, que esto sea una plaza peatonal y no asfalto?

Daniel Carballo Ostolaza, zumaia1971, arquitecto, investigador   dco1971@gmail.com